Actualmente nos enfrentamos a un cambio radical en el haber judicial, la pandemia generada por el COVID-19 ha obligado a los gobiernos estatales a cerrar por completo todo tipo de actividades que se consideran no esenciales para la población, por ello la pregunta lógica es ¿cuáles actividades son esenciales y cuáles no?
Pensando rápidamente sabemos que las actividades dirigidas al ámbito de la salud son primordiales; por otra parte el suministro de medicamentos y alimentos también lo son y entre todas las propuestas que pudieran ocurrirse también la impartición de la justicia debe ser primordial. Sin embargo en la contingencia que empezó el pasado mes de marzo de 2020, la actividad judicial pretendió hacer una clasificación para determinar que materia judicial era más importante que otra e inmediatamente determinaron que la Penal sería la que encabezaría las listas, es decir, que los juzgados en materia penal se adaptaran más rápidamente que cualquier otro para mantener el estatus quo del orden social; 'nada más acertado', sin embargo los asuntos en materia laboral, civil, familiar, mercantil y administrativa, resultan ser también de vital importancia para mantener el orden social, ya que un despido injustificado deja sin trabajo e ingresos a un trabajador y con las actividades comerciales suspendidas ¿cómo podrá salir adelante este ciudadano?; por otra parte tenemos juicios como los de arrendamiento cuya solución debe ser pronta para el establecimiento de la tranquilidad del arrendador y el arrendatario, entiéndase que en este sentido hablo del hogar y no todos los juicios de arrendamiento versan en sacar al arrendatario del inmueble: también están las controversias del orden familiar relacionadas con alimentos, guarda y custodia de menores, divorcios, violencia familiar, etc.; los cumplimientos forzosos de contratos, juicios sobre responsabilidad del servidor público o requerimientos como los del SAT y así un sin fin de cuestiones que el poder judicial debe resolver.
Entonces, como puede verse, el poder judicial no puede mantenerse cerrado durante una contingencia sanitaria, sin embargo los abogados nos vimos en la situación de que nuestra fuente de trabajo en los juzgados y las instancias de gobierno se encontraban paralizadas y ello complicó grandemente la situación económica de los profesionales en derecho. No existió apoyo para solventar gastos básicos, no hubo prorrogas en el pago de los arrendamientos, colegiaturas, servicios como pago de luz y gas ni mucho menos en lo relacionado con la salud. Sin embargo, a pesar de todo ello, los abogados seguimos adelante realizando tareas propias de nuestra profesión que no tuvieran que ver con el litigio en juzgados o bien dedicamos tiempo a otras actividades que nos mantuvieran sobreviviendo hasta que todo cambiara. No olvidemos que en esta ocasión fueron 8 meses sin trabajo.
Ahora que los juzgados han logrado implementar juicios en linea, promociones vía internet y que han cambiado su forma de trabajar para dosificar la entrada de personas, pareciera que todo iba a marchar bien, pero nos encontramos en una nueva coyuntura, dado que los brotes epidemiológicos de han disparado y bastará el error de una persona para contagiar a todo un juzgado u oficina dado que a pesar de los esfuerzos del Poder Judicial, estos se encuentran atiborrados de personas.
Nos toca trabajar bajo condiciones complicadas, entre los pasillos llenos de personas de todas partes de la Ciudad y foráneos, entre audiencias y un archivo judicial que nos obliga a visitarlo cada instante en que una resolución es emitida, todo porque en el Poder Judicial (al menos el de la CDMX) no ha resuelto como puede exhibir las promociones y sus acuerdos de manera simultánea y a las partes que les corresponda (recordemos las notificaciones personales).
Por lo anterior y después de entrevistarme con un doctor que trabaja en el área COVID del IMSS, me recomendó las siguientes medidas de protección:
Acudir a los juzgados sin corbata y con traje como es costumbre.
Llevar el cubrebocas en todo momento y acompañarlo de lentes o caretas protectoras.
Usar constantemente gel desinfectante, antes y después de tocar un expediente, asimismo no tocar las superficies como mostradores o mesas de escritorios.
Naturalmente la sana distancia y procurar no estar mucho tiempo en el archivo del juzgado donde me encuentre.
De preferencia transportarme en mi vehículo o usar servicios de transporte que no estén muy saturados o si es posible uno privado.
Si es posible, antes de llegar a la oficina, pasar a casa, cambiarse el traje y rociarlo con desinfectante en aerosol y dejarlo orearse al sol antes de guardarlo.
Bañarse y ponerme ropa limpia aunque no sea formal.
Si no es posible hacer escala en mi casa, entonces rociarse desinfectante en todo momento, al subir a un transporte, al bajar, al entrar a la oficina y al llegar a casa.
Hidratarme y tomar medicamentos para evitar alergias por polvo.
Mantener un ambiente ventilado en la oficina.
Muy bien, pues ahora estamos en una nueva realidad, una que nos invita a ser resilentes y a mejorar como sociedad. Como Abogado mi labor no puede detenerse, por eso al cuidarnos todos nos cuidamos los unos a los otros y podremos salir adelante.
Estimado lector, espero que haya sido de interés este artículo, si lo fue deja tus comentarios.
Recibe un cordial saludo.
Lic. Javier Zúñiga
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